Linus Pauling (una mente brillante del siglo XX), propuso el término “medicina ortomolecular” en 1968 en la revista Science. Se trata de  una terapia que acentúa el uso de las sustancias naturales tales como vitaminas, oligoelementos, enzimas, antioxidantes, aminoácidos, ácidos grasos esenciales, fibra dietética y ácidos grasos intestinales de cadena corta (SCFA), para la prevención y el tratamiento de enfermedades.

Los seres humanos envejecemos o nos enfermamos por diversas causas. Entre ellas el sol, el tabaco, el estrés, la mala alimentación, las situaciones hormonales y/o genéticas que van produciendo un excesivo desgaste celular. Es decir, “nos intoxicamos” modificando la química en nuestro cuerpo, lo que provoca el deterioro celular (enfermedad o envejecimiento de las células).

 ¿Cómo funciona?
La medicina convencional trabaja en el ambiente (se construyen cloacas, se provee de agua potable, etc) y con la enfermedad (los médicos indicamos “anti”bióticos, “anti”inflamatorios , “anti”hipertensivos, etc). Es decir, la medicina convencional actúa “anti” o en contra de la enfermedad.
Por el contrario, la medicina ortomolecular actúa para estimular la potencialidad personal de cada individuo para vivir una vida al máximo de calidad. Es como un entrenamiento de alto rendimiento pero no del deporte sino de su vida.
El método actúa en forma progresiva, respetuosa y natural en cuatro ámbitos del paciente:
-La actividad física (el movimiento como regulador de la “química cerebral y corporal”).
-La nutrición (a través de un reordenamiento en la alimentación: recordemos que según los griegos “la primera farmacia es la cocina”).
-Técnicas para controlar el estrés.
-Medicamentos ortomoleculares que son reconstituyentes, verdaderos y poderosos nutrientes celulares en base a péptidos, enzimas y oligoelementos capaces de recuperar las funciones y regenerar el organismo por completo.

Los beneficios.
La Organización Mundial de la Salud no sólo la reconoce como un sistema médico apto, válido y lógico para prevenir sino para curar enfermedades, para aumentar bienestar y calidad de vida en personas sanas o pacientes con: diabetes, sobrepeso, trastornos cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, neurológicas, psicosomáticas, osteoarticulares, renales, trastornos estéticos, etc.
Este tipo de medicina no tiene contraindicación alguna, ya que no contienen elementos sintéticos, hormonas, ni produce efectos colaterales en las dosis conocidas y utilizadas. Puede realizarse en adultos y niños. Es sin dudas, un sistema médico seguro y confiable.
La medicina ortomolecular tiene muchos beneficios, entre ellos: la depuración profunda del cuerpo, el aumento de la vitalidad en general, la flexibilidad y limpieza de arterias, aumento del sistema inmunológico (defensas), estimulación cerebral (atención, concentración y memoria), contribuye a la prevención de enfermedades y es coadyuvante en tratamientos de enfermedades ya establecidas.

Consejos para empezar.
Para acompañar a la medicina y lograr mejor calidad de vida, siempre recomiendo:
-Realizar un chequeo clínico completo y anual (si es posible dirigido por un médico especialista en antiage ya que suelen ser más exhaustivos).
-Cuidar la alimentación reduciendo harinas y azúcares refinados, aumentando la cantidad de frutas y verduras e incrementando el consumo de pescado de mar (proteínas de alto valor biológico).
-Hacer actividad física.
-Disminuir lo máximo posible el alcohol y el tabaco.
-Usar siempre factores de protección solar para cuidar la piel de los efectos del sol en todas las estaciones.
-Beber 8 a 10 tazas de agua por día y mantener una actitud de disfrute ante la vida. Un buen consejo: cambiar la queja por la emoción del agradecimiento cada vez que se pueda.

La medicina antiage es sinónimo de calidad de vida. De lograr la mejor versión de uno mismo. Nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto para elegir tener una calidad de vida extra-ordinaria y alcanzar la mejor versión de uno mismo.

 

Entre mujeres. Clarin