Debido a estos dos factores  se debe reconocer que la motivación surge desde el interior del sujeto o por factores que actúan sobre él desde el exterior. 

Estos factores interactúan entre sí.

En lo que se refiere a factores ambientales, es importante el “clima” en el que se desenvuelve la persona, ya sea un grupo familiar o una organización laboral. De ahí que sea  recomendable para los padres o la dirección -si es una empresa- proporcionar elementos que favorezcan crear un clima adecuado  donde haya roles definidos claramente, donde se aprecien las diferencias individuales para poder entender mejor a cada uno y poder favorecer la creatividad y la posibilidad de desarrollo individual.

Es importante que existan límites bien definidos para que se sea consciente de qué es lo que se puede hacer y lo que no. Un adecuado reconocimiento y estímulo cuando se hacen las cosas bien, proporcionado cuando la tarea está realizada, sirve de estímulo y como factor motivador. Un adecuado “clima” o ambiente favorece el logro de objetivos e influye positivamente en los estados psicológicos de los miembros de la familia u organización laboral. 

En lo que refiere a factores personales de la motivación, se ha visto que la persona motivada denota algo que, a veces, es un factor de éxito escasamente reconocido: el entusiasmo.

Una persona con aptitudes menos brillantes que otra, pero que tenga entusiasmo, con frecuencia se destacará más que otro con mayor aptitud pero sin entusiasmo ninguno. El entusiasmo significa tener fe y poner cariño en lo que se hace, ya sea para cavar una zanja como dirigir una gran empresa. Desde lo práctico, la persona que sienta más entusiasmo seguramente será la que consiga buenos logros. El sentir que nuestra participación en algo forma parte de un “todo”, sea grupo familiar o empresa, nos da sentimiento de pertenencia y nos sentimos más partícipes del grupo u organización; nos sentimos más integrados. Otra pauta para mantener el entusiasmo es fijarnos objetivos y mantenerlos firmes. El que sabe lo que quiere está menos predispuesto a desanimarse. También es importante darnos ánimo a nosotros mismos cada día. Puede parecer pueril pero da resultado. 

Por último, acostumbrarnos a pensar en ser útiles a los demás, servir a los demás, genera entusiasmo, nos hace sentir que tenemos algo que dar. Desde el punto de vista psicológico es más gratificante para una persona ver que se puede ser útil a los demás. Eso estimula la confianza en nosotros mismos.    

Como dice William James “En casi todo lo que emprenda sólo su entusiasmo lo conducirá al éxito”.

 

Material aportado para ADESU

Liliana Arias

Hugo Cardozo

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