Colla analiza en perspectiva los componentes que forjaron su personalidad. Confía que hay una línea de influencia en la historia familiar que tiene que ver con quién es. Sus padres, emprendedores y guías, le mostraron desde muy corta edad detalles del mundo de los negocios que fue aplicando desde lo lúdico hasta lo profesional. Ellos montaron un bazar, en el cual pasaba sus tardes aprendiendo lo importante que es contar con la conformidad de los clientes, lo significativo que es generar una cultura de ahorro y cuenta, casi con comicidad, lo negativo de la inflación, que lo obligaba a realizar cuentas y volver a adjudicarle un precio a cada artículo. También fue en este ámbito donde empezó a conectarse con la electrónica, lo que marcaría su futuro. Declara que no era un niño normal ya que un accidente lo llevó a pasar dos años sin poder jugar como el resto de sus compañeros. Cuando el médico le indicó a sus padres que estaba dado de alta, decidió desafiarse a sí mismo y practicar karate. Esta disciplina lo formó en valores, sacrificio, disciplina para lograr objetivos, características que lo marcaron personal y profesionalmente. La combinación de estas herencias, aprendizajes y experiencias confluyó con su espíritu “prematuro”, que lo llevó a ahorrar para comprar su primer auto, aun cuando no tenía edad para sacar la libreta de conducir; a mudarse a los 17 años con un amigo y unos pocos años después fundar su propia empresa.


“A los 21 puse Infocorp, pero desde antes ya venía con proyectos. El tener mi propio negocio para mí era normal, porque había visto a mis padres hacerlo. Tenía la necesidad de pagarme los gastos mensuales y no quería volver a lo de mis padres. Por otro lado, tenía ambición y relacionaba ciertos hitos de la empresa con la posibilidad de cambiar el auto. En mi caso, ser emprendedor tenía un componente cultural o  educacional. Estaban dadas las condiciones, había una necesidad de dinero y creo que eso es importante. Estoy convencido de que los mejores emprendimientos se dan en momentos de crisis. Algo que creo sano, mientras se dé en su justa medida, es la ambición de poder mejorar y ser más próspero. En mi caso, cuando era más joven era para poder cambiar el auto por ejemplo; hoy sigue siendo una ambición de ayudar a otro, de contribuir en algo, en algo que motive”.

 

Igualmente sos consciente que eras muy joven con respecto al entorno y a la época


Entiendo cuando otro lo dice, pero en lo personal (aparte de que tengo  problemas de memoria y de que hay cosas que no las recuerdo, o me acuerdo de las que me convienen)  para mí, en ese momento, no era trascendental, era lo que tenía que hacer. Probablemente abrir la empresa era para mí lo que para otro chiquilín era salir el fin de semana o empezar una carrera. No lo viví al principio, después empecé a tomar más consciencia de las cosas buenas o malas que estaban sucediendo. Al momento de abrir Infocorp era lo que tenía que hacer. Tampoco creo que haya sido un innovador. Tengo recuerdos y consecuencias de esa decisión que me hacen darme cuenta que no fue lo más normal para ese momento.

Infocorp se fundó para brindarle servicios a empresas y corporaciones,  no al público en general. Eso me expuso a relacionarme, por ejemplo, con gerentes de bancos de 45, 50 o más años cuando yo tenía 20 y por ende se empezó a generar una relación casi paternalista de mis clientes conmigo. Me llamaban “el nene” porque la diferencia de edad era muy grande. Eso me llevó a ponerme determinados trajes o mostrar una forma de ser que quizás no era la normal para un chico de 20 años, pero que me daba la posibilidad de superar esa brecha que se ponía desde el otro lado.


El liderazgo ha sido importante en tu carrera profesional, ¿cómo lo manejaste?


He tenido distintos estilos y momentos, justamente porque tuve que liderar a personas que casi siempre eran mayores que yo. Siempre tuve en claro que la mejor manera de liderar era con el ejemplo, cosa que también tenía que ver con el entrenamiento en el dosho. Aprender a hacer lo que había que hacer, llevarlo a cabo y poder demostrarle al otro que se podía realizar o mejorar. Indudablemente he pasado por mejores y peores etapas de mi forma de ser. Con el tiempo fui afinando mi idea de liderazgo, hoy en día creo que es pulir y lograr lo mejor de la otra persona. No era así cuando comencé, esta es una versión madura. Intento conocer a las personas íntimamente, entender qué les da placer y que es lo que les cuesta, sus debilidades.


¿Cuando iniciaste Infocorp, ¿te imaginabas este presente?


No, era algo totalmente imposible. En ese momento imaginaba y veía que tenía que pagar las facturas. Soy como una moneda que tiene dos lados; de uno tengo muy desarrollado todo lo que tiene que ver con el control y la planificación. Eso estuvo desde el inicio ya que Infocorp tiene un proceso de planificación anual, establecemos objetivos, los medimos, controlamos y cambiamos cosas si no están funcionando como lo habíamos previsto. Tiene mucho que ver con generar acción. El otro lado de la moneda, es mucho más místico y también existió desde el comienzo. Tiene que ver con que el resultado es algo que no está bajo nuestro control, para quien es creyente es Dios y para otros la casualidad. Nosotros ponemos nuestra parte, pero después suceden cosas que son más fuertes de lo que podríamos creer, para bien o para mal. A ese lado le presto mucha atención y creo que los dos son complementarios. Dónde va a terminar Infocorp… si me lo preguntás podría dar una visión del camino que queremos
seguir. Pero si pasara algo totalmente diferente, para bien o para mal, es porque la vida me volvió a sorprender y eso no está bajo mi control.


Sin embargo, tal como aprendiste con tus padres, hay que hacer cambios en las vidrieras cada tanto


Antes tenía una palabra que utilizaba mucho, pensaba que había tareas que eran “higiénicas”, no eran las agradables pero tienen que hacerse. Innovar hoy es una tarea higiénica, si bien se ve como algo cool. Innovar no es algo muy distinto a lo que hacemos todos los días cuando nos levantamos y lavamos la cara. Eso nos despierta, refresca, renueva y nos permite no salir con lagañas a la calle. Las empresas necesitan esa lavado de cara con cierta regularidad, para que las lagañas que vamos acumulando con el correr de los meses no se los transfiramos a los clientes.
Todas esas acciones son importantes para que la empresa pueda existir. Sin embargo, a veces uno cumple con todas esas  condiciones y el resultado que obtiene es malo. Esa es otra veta que logré  esarrollar: no porque uno haga todo bien la consecuencia es que va a ser exitoso.


¿Cuál fue la gran recompensa de tu camino en Infocorp?


La gran mayoría están asociadas a conocer personas; en Infocorp pude desarrollar amistades, pude compartir tiempo con gente increíble, aprender mucho de todo tipo de personas, conocí a mi esposa y gracias a ello tenemos una hermosa familia. En Infocorp pude ver a mis padres reflejados y homenajearlos todos los días, porque creo que ellos tienen mucho que ver. Ayudé a cientos de personas a formar una familia, a comprar su casa, a desarrollar su talento. Pude mezclar mis pasiones con mi trabajo y vivir de algo que me apasiona y me gusta. Indudablemente pude lograr un ingreso que me permite vivir muy dignamente.
Probablemente cuando uno abre un negocio eso tiene una importancia superlativa y hay momentos que sin eso no se pagan los salarios. Ahora creo que después que uno tiene el ingreso suficiente como para vivir dignamente, las cosas que te llenan el corazón y que hacen que vos vengas todos los días a trabajar tienen que ver con las personas que te rodean, con quien vas a compartir la mayor parte de tu día y he tenido la suerte de hacerlo con personas humanamente increíbles y muy talentosas.

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Publicado con El Observador -